El artículo elegido para realizar el comentario es el que aparece a continuación, seguido del comentario crítico y selección de las dimensiones educativas que contiene.
Reforma educativa / Las etapas el anteproyecto del Gobierno
Un prudente viraje por José Luis García Garrido
22 Septiembre 12 - - José Luis García Garrido
Tras casi 30 años de legislación socialista, el sistema educativo
español presenta en el escenario internacional una imagen francamente penosa.
Estamos a la cola en casi todo, salvo en los recursos que destinamos al mismo,
fracaso escolar, número de «ni-nis», incompetencias básicas, desconocimiento de
idiomas y, sobre todo, mediocridad generalizada. De cada 100 alumnos de 15
años, sólo cuatro se hallan en las zonas altas del rendimiento escolar, lo que
nos separa diez o quince puntos de los países de vanguardia. Y encima, esos
pocos alumnos acabarán por irse fuera de España con gran probabilidad. Los
formamos bien para que los disfruten otros.
Todo lo cual significa que nuestro sistema educativo necesita un cambio en profundidad y no meros retoques cosméticos como los que hasta el momento se han ido produciendo. Y un cambio, además, urgente. Pero vivimos años malos, en los que sería difícil acometer una reforma estructural profunda, que exigiría importantes recursos que ni tenemos ni vamos a tener en bastante tiempo.
En las presentes circunstancias, entiendo yo que la LOMCE es, ante todo, un acto de sentido común. No podemos seguir con el aberrante «minibachillerato» de 2 años (verdadera rara avis en la escena internacional) que nos introdujo la LOGSE, ni con la mentirijilla crónica de que todos van estupendamente en el cole y tienen derecho al mismo menú curricular, ni con la reiterada desatención a una formación profesional seria, coherente y atractiva, ni con el desgobierno y la rigidez imperante en muchos centros educativos, ni con cortapisas a la libertad de los padres a la hora de elegir centro para sus hijos, etc., etc. Urge que se produzca un viraje inmediato en éstas y en otras tendencias ya consolidadas, y es eso lo que, con evidente prudencia que a algunos parecerá excesiva, pretende la LOMCE.
Entiendo que es un viraje prudente por dos razones. Primera, porque se trata de una reforma a coste prácticamente cero, lo que es clave en estos momentos. Y segunda, y principal a mi juicio, porque estamos cansados de reformas grandilocuentes y costosas, y lo que necesitamos es introducir cambios de orientación y mentalidad, que vayan calando paulatinamente en la ciudadanía. No creo que con esta prudencia se vaya a conseguir contentar a socialistas y afines. Hay un importante sector de población que sigue pensando que el frasco de las esencias educativas es algo que pertenece en exclusividad a la izquierda, y que todo lo que hace en este sentido la derecha o el centro es injusto y retorcido por definición. Por el momento, permanecemos lejos del consenso. Qué pena.
Todo lo cual significa que nuestro sistema educativo necesita un cambio en profundidad y no meros retoques cosméticos como los que hasta el momento se han ido produciendo. Y un cambio, además, urgente. Pero vivimos años malos, en los que sería difícil acometer una reforma estructural profunda, que exigiría importantes recursos que ni tenemos ni vamos a tener en bastante tiempo.
En las presentes circunstancias, entiendo yo que la LOMCE es, ante todo, un acto de sentido común. No podemos seguir con el aberrante «minibachillerato» de 2 años (verdadera rara avis en la escena internacional) que nos introdujo la LOGSE, ni con la mentirijilla crónica de que todos van estupendamente en el cole y tienen derecho al mismo menú curricular, ni con la reiterada desatención a una formación profesional seria, coherente y atractiva, ni con el desgobierno y la rigidez imperante en muchos centros educativos, ni con cortapisas a la libertad de los padres a la hora de elegir centro para sus hijos, etc., etc. Urge que se produzca un viraje inmediato en éstas y en otras tendencias ya consolidadas, y es eso lo que, con evidente prudencia que a algunos parecerá excesiva, pretende la LOMCE.
Entiendo que es un viraje prudente por dos razones. Primera, porque se trata de una reforma a coste prácticamente cero, lo que es clave en estos momentos. Y segunda, y principal a mi juicio, porque estamos cansados de reformas grandilocuentes y costosas, y lo que necesitamos es introducir cambios de orientación y mentalidad, que vayan calando paulatinamente en la ciudadanía. No creo que con esta prudencia se vaya a conseguir contentar a socialistas y afines. Hay un importante sector de población que sigue pensando que el frasco de las esencias educativas es algo que pertenece en exclusividad a la izquierda, y que todo lo que hace en este sentido la derecha o el centro es injusto y retorcido por definición. Por el momento, permanecemos lejos del consenso. Qué pena.
José Luis
García Garrido
Catedrático de Educación Comparada e Internacional de la UNED
Catedrático de Educación Comparada e Internacional de la UNED
COMENTARIO
SOBRE EL ARTÍCULO Y DIMENSIONES EDUCATIVAS
Tras la lectura del anterior artículo del Catedrático José Luis
García Garrido en el que trata la nueva reforma educativa, la LOMCE, he
obtenido que su idea principal se basa en la dimensión sobre todo económica de
la educación en la que resalta aspectos como la importancia de la educación
para un futuro desarrollo ya que “un hombre educado produce más y mejor”, en lo
que estoy de acuerdo con él.
En el artículo anterior también relaciona la educación con un
punto de vista internacional, ya que uno de los objetivos que debería ser
recogido en la nueva reforma educativa consiste en fomentar la educación a
través por ejemplo de recompensar o proporcionar salidas laborales en el mismo
país a los mejores expedientes, ya que hoy en día muchos de estos tienen que
emigrar a otros países, donde se les reconoce su éxito y además obtienen
beneficios para ese país mientras que la formación la ha recibido en su país de
origen, como es el caso de España. Esto quizá motivaría a los estudiantes para
obtener unos mejores resultados, y por tanto con esos conocimientos y formación
y siempre con la colaboración del estado y empresas contribuiría positivamente a
largo plazo al desarrollo del país.
El autor reflexiona también en el artículo sobre la mala situación
económica que estamos atravesando y por tanto la dificultad para hacer una
reforma total y estructural del sistema educativo, que consistiría en empezar a
cambiar prácticamente toda la estructura actual, para la cual hace falta una
inversión de capital bastante importante, siendo muy difícil de llevar a cabo
en estos momentos, sin embargo la LOMCE llevará a cabo una reforma importante
poco a poco con el mínimo coste por no decir un coste 0 y según el autor
imporantes cambios.